Nuestros hijos se merecen lo mejor y solo cada padre y madre se lo podemos dar, es nuestra obligación y responsabilidad.
Nosotras, ¿Qué podemos darles como madres a nuestros hijos?
Aquello que tenemos.
Si somos infelices, por más que lo disfracemos eso será lo que nuestros hijos recibirán de nosotras.
Si somos felices, ellos vibrarán en esa misma sintonía y se beneficiarán de nuestra de felicidad.
Los niños son muy puros, cuanto más pequeños más sabios. Cuando algo va mal en casa ellos lo saben, lo intuyen, lo perciben.
Los niños son esponjas y con facilidad somatizan, especialmente lo que le pasa a la madre. Es una forma de ponerlo en manifiesto.
Entre la madre y el niño hay una conexión muy fuerte, es la relación más poderosa que hay. (Seguiremos hablando de este tema en las próximas semanas).
Lo que la madre a veces no puede expresar, lo hacen los hijos.
He observado en algunas pacientes que sus hijos padecían alergia asmática, que mejoraba de forma espectacular, en la medida que iba tratando a la madre en sus conflictos internos y equilibrando sus emociones.
Tuve un caso en consulta de una paciente que me contaba lo mal que lo estaba pasando al ver a su hijo cada vez con más crisis de asma.
Me decía: “Madhu por la noche se pone peor, llora, me dice que le falta el aire y me rompe el corazón. Desde hace más de un año que empezó el tratamiento y no está mejor, al contrario, han aumentado sus crisis incluso con vacunas y seguimiento del tratamiento médico”.
Esta mujer llevaba varios años queriéndose separar, pero en ese último año y medio ya no podía más, decía literalmente “estoy harta, me falta el aire” pero no era capaz de dar el paso.
Cada noche cuando llegaba su marido de trabajar, su estado de ánimo cambiaba, y su sistema nervioso se alteraba, llegando a tener crisis de ansiedad muy fuertes y ahogo, igual que su hijo.
Se dio cuenta que así no podía seguir y se comprometió más que nunca con su formación de Liderazgo, a partir de ese momento empezó a experimentar cambios muy importantes en su vida y luego, de forma menos traumática.
¡SE DIVORCIO!!!
Cuando se separaron la madre dejó de tener ansiedad y el niño en poco tiempo mejoró muchísimo, después de un tiempo relativamente corto le fueron bajando las dosis hasta dejar de tomar el tratamiento para el asma.
La felicidad de la madre curó al hijo
Muchas madres se creen el cuento que ellas mismas se cuentan, no me separo por mis hijos, aun son pequeños, necesitan cerca a su padre, o son adolescentes y están en una etapa difícil, lo pasarían mal…
No me voy porque me necesita, o no me separo porque en el fondo me quiere y no le puedo hacer eso.
Luego le siguen otras expresiones como; si tuviera otro trabajo, o dinero ahorrado, si fuera más joven… si fuera capaz… me iba, pero “sola no podré salir adelante, le necesito”.
A las mujeres se nos activa muy fácilmente el miedo a no poder salir solas adelante y la tristeza de la perdida al ideal que teníamos de pareja.
Ni que hablar si es la pareja que nos ha dejado por otra, lo digamos en voz alta o no, sentimos haber fracasado como mujer y con frecuencia la creencia que hace quedarse es miedo a:
- Estar sola.
- Empezar de nuevo.
- No saber salir adelante.
- Perder el confort y la comodidad.
- Perder estatus.
- No tener dinero suficiente.
- Ser juzgada y criticada.
- Ser y que te vean egoísta.
- Que no te quieran.
- Perder personas y cosas.
- No volver a encontrar alguien…
Quedarse en una relación resignados pasa factura a todos, tanto a nosotras como a nuestros hijos
Todos tenemos derecho a ser felices, si la relación llegó a su final, podemos separarnos de forma respetuosa y civilizada.
Cuando nos resistimos a fluir con lo que no nos hubiera gustado que pasara, todo se hace difícil debido en gran parte a que nuestra niña herida que muchas veces se pone triste y se asusta, y nosotras no sabemos muy bien cómo cuidarla.
Cuando gastas tu energía en la resignación, la pelea, queja, juicio, orgullo, venganza o miedos, te queda muy poco o nada de energía para ocuparte de lo realmente importante, que es hacer el duelo y LIDERAR TU VIDA CON GANAS Y CORAZON.
Te propongo algunas reflexiones:
- Si tu relación se acabó, mira las cosas que te aportó tu pareja durante todo ese tiempo. Hasta las cosas más dolorosas nos aportan aprendizajes importantes.
- Si crees que no eres feliz, no culpes a tu pareja, hazte responsable de tu vida y tus decisiones, y averigua qué intereses te retiene.
- Si tu pareja dejó de amarte, acéptalo, vive el dolor del duelo, pero no lo hagas eterno. Alégrate que salga de tu vida.
- Aunque te divorcies de tu pareja siempre será el padre de tus hijos, y tú siempre puedes contribuir a que sean un poco más felices.
- Si crees que sin tu pareja no podrás vivir, acuérdate que hasta que le conociste viviste perfectamente.
- Si te separas quizás pierdas cosas materiales, pero eso no te da la felicidad. El amor ni se vende ni se compra.
- Si eres feliz podrás volver a crear otras cosas hermosas.
No olvides, por favor, que tus hijos quieren madres felices, quedarte donde no lo eres, es cargarlos de un dolor muy grande que no les pertenece.
Si te quedas por miedo, acepta que el sufrimiento será inevitable.
La verdad duele, pero construye, sana y se olvida.
La mentira duele y destruye.
Si te encuentras en algún caso de estos u otros similares, ten presente que todo esto tiene que ver contigo, habla de tu historia personal y la forma de liderar tu vida.
El asesoramiento y acompañamiento de un buen terapeuta, te ayudará a que todo sea más fácil.
La Formación de Liderazgo con Corazón te dará las bases para transformar tu vida personal, y a brillar como profesional
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Un abrazo
Madhu Román
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