El sexo sin amor es como un postre sin azúcar o una comida sin sal: te sabe mal, le falta algo, es insulso, te roba energía, te deja sin ganas de más.
El sexo instintivo, mecánico, repetitivo, mental, sin alma, tiene una aspiración pobre: son solamente cuerpos que buscan calmar su ansiedad y vacíos.
Los amantes que se conforman con un placer limitado, puramente genital, con picos de mucha energía, activada por la atracción, el deseo, terminando muchas veces el acto sexual cansados, desmotivados y sin energía.
A través del sexo buscan la calidez y el amor que no son capaces de descubrir en la relación en el día a día.
El sexo no solo compartimos el placer, es una forma de comunicarnos de las más potentes del ser humano, seamos o no conscientes de ello, en el acto sexual intercambiamos nuestra energía con la otra persona, este intercambio es enorme.
No solo compartimos flujos: se comparte también la energía que desprende la personalidad de cada uno, igualmente que la calidad de los pensamientos, y el estado emocional.
En el encuentro sexual, te quedas con la energía del otro y movilizas la tuya propia. Es de madurez y respeto a uno mismo cuidar y elegir bien con quien tienes sexo y, también, por supuesto, poner medios de protección de posibles contagios de ETS. Esto, aunque parece obvio, no lo es, a la hora de relacionarse sexualmente aparece también las carencias afectivas y uno se puede perder fácilmente en la atracción y el deseo, no tomando en cuenta los peligros que conlleva el sexo inconsciente.
Por eso las relaciones atrapan fácilmente cuando se tiene sexo, después de un encuentro sexual la persona queda vulnerable y enganchada a cierta energía que desprende esa persona.
Si en el acto sexual solamente te dejas llevar por el instinto y la mente, surge el deseo del cuerpo y la pasión, pero una vez superado el momento del clímax queda un vacío.
Ocurre igual que como con un suflé: igual que sube con intensidad, baja, dejando un vacío que genera en el mejor de los casos el deseo de volver a meter el suflé en el horno y esperar a que suba de nuevo, pero no deja de ser mente proyectando en el cuerpo y el deseo ardiente de llenarse de amor, que en muchas ocasiones es insaciable, además de un gran error.
La energía sexual es muy poderosa: con ella creamos vida.
¡Cuida tu sexualidad como algo vital y sagrado!
El sexo es la puerta hacia lo divino, tu amante es el puente.
Sexo Ordinario y el Sexo Tántrico
La diferencia entre el sexo ordinario, el Sexo Tántrico y el Amor Consciente es la actitud con la que se aman y se entregan los amantes.
El sexo, como la vida misma, tiene una parte espiritual: es la conexión y presencia que hacen del sexo una puerta hacia lo divino.
El Sexo Tántrico no persigue nada, no busca nada, solo compartir el afecto, la ternura, a través de la mirada, las caricias, los besos, el abrazo, la fusión de los cuerpos, es una actitud de conexión con lo sagrado que hay en cada uno de los amantes, esto se llama amor consciente.
El Sexo Tántrico no tiene que ver con dogmas, ni con religión alguna, ni con aprender técnicas y posturas acrobáticas del Kama Sutra.
Sagrado es el sexo que nace en el corazón y no en la cabeza. Es una experiencia divina, vivida más allá del cuerpo, pero a través de él.
El paisaje de una sexualidad sublime se crea con las tonalidades entremezcladas del cuerpo y del alma, con algunas pinceladas de razón, las justas para crear encuentros cargados de belleza, cuidado y mimo.
El sexo se convierte en un acto sagrado cuando se vive conscientemente: es una danza con la vida que celebra lo mejor de cada uno de los amantes, y alimenta la chispa y el gozo entre la pareja.
El verdadero objetivo del Sexo Tántrico no es la búsqueda del placer, sino el éxtasis, una maestría que solo se puede conseguir desde una actitud meditativa, llena de presencia, amor y gratitud.
Llegar al sexo desde el amor te nutre,
recarga tu energía y aumenta tu vitalidad,
dejándote un sabor exquisito durante horas.
Generas una energía que irradias allí donde vas. Tienes la sensación de sentirte lleno y completo.
El sexo sagrado es un amplificador de sensaciones y emociones en equilibrio.
Sientes intensamente, pero no te desborda. Los sentidos se abren y la conexión con la vida se agudiza.
La energía sexual va más allá del acto sexual: es fuente de vida; lo abarca y lo envuelve todo, y le da sentido a la existencia. La sexualidad es un ingrediente fundamental en la relación de pareja.
Es la mejor gimnasia para estar en forma y el desayuno más nutritivo para empezar un nuevo día.
El sexo es una forma de comunicación íntima con la pareja que empieza siempre con uno mismo.
No es tanto el placer que el otro te da, sino cómo tú lo sientes. No tiene que ver con lo que el otro te ama, sino con cómo tú te entregas y vibras en el amor.
Ese amor está dentro de ti y depende siempre de ti. Tu placer es tuyo y el nivel de placer que obtengas depende solo de tu capacidad de abrirte a sentir.
Por eso la conexión con uno mismo es tan importante.
Conocer cada uno su mapa erótico es fundamental para gozar juntos. Solamente cuando tú conoces tu propio universo de sensaciones sabrás guiar al otro hacia tu disfrute; y si el otro, como tú, conoce sus senderos hacia el placer, te mostrará cómo llegar a él y tú te dejarás guiar. ¿No es maravilloso compartir así?
Toma nota: ¡Investígate!
La Respiración Consciente es un pilar fundamental para disfrutar de la sexualidad, que te conecta cada instante con el flujo de la vida.
Facilita la relajación necesaria del cuerpo y la mente, abriendo los sentidos y amplificando las sensaciones, avivando así el fuego de la energía sexual.
Cuando relajas la mente y habitas el cuerpo conscientemente la alegría y el gozo se multiplican. Cuando hagas el amor, párate, respira, no hagas nada, no quieras nada, solo sé amor.
Honra tu cuerpo y el de tu pareja. El cuerpo es el templo donde habita tu ser esencial.
La respiración te ayudará a estar en el presente, conectado contigo mismo. Descubrirás que hay un lenguaje silencioso entre tú y tu amado, que las palabras sobran, que los silencios hablan, que los ojos se humedecen, que la energía se expande y que los dos sois la expresión más elevada del amor.
El deleite sexual es solo para los amantes que no persiguen nada: solo aman y celebran cada momento. De esta manera el sexo se convierte en una meditación; es dulce, suave y, a la vez, intenso y profundo. Si de verdad llegas a conocer el amor consciente y vivir la sexualidad sublime, te enamorarás para siempre de esta forma de comunicarte con el amor y con tu pareja.
Primero aprende hacerte el amor a ti mismo y luego lleva ese amor a la otra persona.
Como todo en la vida el buen sexo y las buenas relaciones de amor consciente también se aprenden.
Un abrazo
Madhu Román
El sexo y la espiritualidad son dos extremos de la misma energía
Osho
Me gusta la letra, ahora deseo escuchar la música.