Reconociendo mi Rabia

 

La rabia es la emoción de la acción correcta, que a veces por estar mal gestionada nos genera conflictos. Es una energía que nos marca el paso para que hagamos lo que tenemos que hacer. Es la emoción de los límites.

Cada emoción tiene un valor distinto, que cuando lo gestionamos de manera consciente y en armonía, nos da calidad de vida eliminando tensiones internas y conflictos en las relaciones.

La rabia no es buena ni es mala. Como todas las emociones, depende de cómo las enfoquemos y las vivamos pueden ser positivas o negativas.

La rabia nos ayuda a poner límites, nos ayuda a darnos cuenta de que algo no está bien, de los abusos y las injusticias.

Hay una gran diferencia entre la rabia que surge cuando estamos descontentos, en la frustración o en la impotencia, que va generando una activación para que pasemos a la acción, a la rabia mantenida en el tiempo, suprimida y reprimida, que puede estallar en cualquier momento.

La rabia es la emoción que, en ocasiones, nos puede sorprender y pillar desprevenidos.

A todos nos puede pasar. Hasta la persona más tranquila, pacífica, serena, con el aguante más grande del mundo, un día de repente puede reaccionar con rabia sin entender muy bien dicha reacción.

Esta rabia es la emoción que puede saltar en cualquier momento, hasta en las personas más dóciles, debido a que estas personas han desarrollado una gran capacidad de aguante, y en muchos casos confunden la aceptación con la resignación.

Aceptación y resignación no es lo mismo.

La aceptación, nos da expansión y tranquilidad, la resignación todo lo contrario, nos cierra el cuerpo, bloquea y debilita.
 
A veces podemos creer que algo que nos está pasando “No es lo que queremos, o nos gustaría, pero lo aceptamos”. Esto va generando rabia en cubierta, que en cualquier momento puede explotar.

No podemos aceptar lo que creemos injusto, nos hace daño y está en contra de nuestras necesidades esenciales, nuestros valores, y nuestros principios.

El abuso, el maltrato, y la falta de respeto en todas sus formas, no lo podemos aceptar nunca. Si lo aceptamos está el peligro de poder llegar a justificarlo y normalizarlo, y hacer que crezca en nuestra vida relaciones tóxicas y reacciones inapropiadas de sumisión y violencia.

Cuando creemos que lo aceptamos lo que estamos haciendo es resignarnos, y reprimirnos por miedo a discutir, al conflicto, a sentirnos incomprendidos, juzgados, o que nos dejen de querer y abandonen, y en muchas ocasiones la resignación es miedo a perder el control…

Entonces la emoción de la rabia nos ayuda, nos impulsa a darnos cuenta de que nos está pasando realmente, que limites tenemos que poner, o ponernos.

Muchas veces los límites que tenemos que poner es a nosotros mismos, en nuestras reacciones por un carácter fuerte y obsesivo, adicciones a la comida basura, el azúcar, las harinas, las drogas de todo tipo, el alcohol, al sexo, al trabajo, a las relaciones románticas, etc…

La rabia se activa cuando no salen las cosas
como queremos, generando agitación y alteración
en nuestro cuerpo físico y emocional.

Cuando se nos activa la rabia, es muy importante que primero respiremos varias veces, y luego nos chequeemos preguntándonos:

  • ¿Qué me está molestando realmente?
  • ¿Es realmente una injusticia o quiero tener la razón?
  • ¿Cómo niego lo que necesito?
  • ¿Impongo mi punto de vista?
  • ¿Qué límites no estoy respetando?
  • ¿Qué necesito, quiero, deseo?
  • ¿Me trago la rabia o la proyecto hacia otros?
  • ¿Cómo reacciono ante estas diferencias, abuso o maltrato?
  • ¿Estallo hacia fuera o hacia adentro?
  • ¿Qué puedo hacer respecto a este asunto que no estoy haciendo?

La rabia nos puede cegar y no dejarnos ver la realidad.

O la gestionamos bien o nos puede pasar factura.

La rabia tiene dos direcciones o para fuera o para dentro, afectando a nuestra salud y relaciones.

Todo lo que callamos y no afrontamos o lo hacemos desde la rabia, genera conflicto y desarmonía tanto dentro como fuera de nosotros, este tipo de conflicto día tras día, puede crear enfermedades, mucho vacío y sufrimiento.

Cada emoción va estrechamente relacionada con un órgano, que, con el tiempo y la mala gestión de estas, puede verse afectado.

El órgano que puede afectarse con el tiempo cuando vivimos con la rabia, es el hígado.

Tenemos que recordar que somos mente y cuerpo, que los dos van unidos, y que entre cuerpo y mente las emociones son las que nos reconducen hacia la salud o hacia la enfermedad.

¿Cómo podemos gestionar la rabia?

La rabia la podemos gestionar de varias maneras:

  • Expresando con calma y discernimiento, lo que pensamos, pedir lo queremos, actuar, pactar, negociar, poner límites, expresar lo que no nos gusta, etc…
  • Ponernos en el lugar del otro, ser comprensivos, tolerantes, sinceros.
  • No juzgar y buscar siempre el pensamiento más elevado sobre lo que está pasando.
  • Repetir antes de actuar, quiero ver esto de otra manera.
  • No tomándose como algo personal las cosas.
  • Sobre todo, perdonar y perdonarnos, hacer las paces con nosotros mismos… Si queremos vivir una plenitud, no hay otro camino que es el perdón y la compasión.

Cuando reaccionamos de forma instintiva, tiene que ver con nuestra rabia guardada, nuestra furia, nuestro enojo no resuelto, nuestro miedo a que nos hagan daño, es una herida por sanar muy antigua.

El camino para poder sanar nuestras heridas que se siguen manifestando es el del perdón y la compasión y esto nada tiene que ver con la resignación.

Si al otro le pones la raya, pero no encuentras la paz en tu interior, de poco habrá servido, porque lo que estamos buscando más allá de tener la razón y lograr lo que queremos, es ser libres y felices, y la libertad sin paz no es verdadera libertad, y el resentimiento no nos hace felices.

En ocasiones podemos enfadarnos, resolverlo y listo. Expresar nuestro malestar es sano, pero sin resentimiento. No tengo porque cerrar mi corazón a tu corazón, lo importante es que podamos crear un puente que nos acerque, que nos una, que sume.

Hay personas que viven en el resentimiento por eso no pueden amar ni sentirse amadas.

El resentimiento es lo que nos quita la paz, la salud, la alegría y mata al amor.

Tenemos que gestionar bien la rabia porque a veces por fuera parece que está todo bien, pero por dentro soy un cactus, que a la mínima saco las uñas fuera… entonces cualquier persona que se acerque a mi vida, si tengo cosas que resolver… lo voy a proyectar hacia esa persona, y ella lo más normal es que se defienda.

Nunca estoy enfadad@ por la razón que creo

Escríbelo para interiorizarlo y repítelo en los momentos en los que estés enfadada, por los motivos que sean y que te hagan perder tu centro, perder tu paz, en momentos en los que haya un juicio, el juicio nos separa siempre, además condena, y la condena requiere castigo y el castigo requiere víctimas y verdugos.

Si hay alguien con quien tenemos que hacer las paces es con nosotros mismos.

Si alguien ha sobrepasado nuestros límites es porque les hemos dado el permiso, y si alguien lo ha pasado sin tu permiso siempre puedes decirle STOP, esto no es lo que quiero contigo.

EJERCICIO:

Reflexiona sobre esto:

  • Entre la emoción de la tristeza, del miedo, de la rabia, la preocupación, la alegría ¿cuál crees que está más instalada en tu vida?

Mira en cada área de tu vida, casa, trabajo, etc… ¿cuál sería la emoción que tienes más a flor de piel?

Para saber esto te va a ayudar mucho que te des cuenta en los momentos de cambio, en momentos que te pillan por sorpresa, que no controlas la situación.

  • ¿Cómo reaccionas?
  • ¿Desde dónde?
  • ¿En tu casa qué emociones se vivían de forma natural y que emociones se ocultaban?

Toma conciencia en el tiempo qué situaciones que has tenido que vivir, que en aquel momento sentiste que horribles para ti, que eran las peores cosas que te podían suceder, un divorcio, la pérdida de un ser querido, una amiga que te dejo de hablar, un viaje que no se llegó a hacer, ese hijo que no pudiste tener… etc.

Es algo para reflexionar… mira a ver:

  • ¿Cómo reaccionaste ante aquello?
  • ¿Qué te trajo de bueno a pesar de los miedos de aquel momento?

Siempre tenemos motivos para estar contentos y para estar agradecidos.

La rabia es una emoción que nos da poder, nos da fuerza, nos da dirección, nos hace movilizarnos, nos hace ser creativos para actuar de una manera lo más justa posible y de forma satisfactoria, pero cuando nos quedamos en la rabia tóxica nos crea agresividad, nos lleva a la violencia, nos hace sentirnos rencorosos, nos hace humillar al otro, es un sentimiento de venganza.

Es una forma exagerada de vivir las situaciones, nos hace perder el rumbo, nos quita fuerza y nos lleva a empeorar las cosas.

La rabia positiva nos aporta:

  • Libertad
  • Justicia
  • Coraje
  • Fuerza
  • Poder personal
  • Convicción
  • Firmeza
  • Límites
  • Acción
  • Creatividad
  • Respeto
  • Vida

La rabia negativa nos aporta:

  • Hostilidad
  • Crueldad
  • Odio
  • Rencor
  • Humillación
  • Destrucción
  • Exageración
  • Venganza
  • Abuso
  • Separación
  • Enfermedad
  • Muerte

Claves para transformar la rabia:

  1. Darme cuenta de que está pasando
  2. Asumir mi responsabilidad
  3. Actuar en consecuencia
  4. Encontrar el pensamiento más elevado y perdonar

RECUERDA

Por cada minuto que estés enfadado,
pierdes 60 segundos de tu felicidad

Deseamos que te haya gustado.

Un abrazo

Madhu Román