“Un árbol no puede escoger el lugar donde crece. Sin embargo, el lugar donde cayó su semilla es el lugar correcto para ese árbol. Lo mismo ocurre con nosotros. El lugar donde están nuestros padres es el único lugar posible para cada uno de nosotros y por tanto el lugar correcto“. Bert Hellinger
Para amar y sentirnos amados por una pareja hay que estar dispuesto antes a soltar a nuestros padres y asumir nuestra propia vida.
Amar significa decirle a nuestros padres: “Papa, mama, te quiero tal como eres. Aunque no respondas a mis sueños o a mis expectativas infantiles. Papa, mama gracias por haberme dado la vida, y haberme cuidado y amado. El hecho de que existas me alegra mi corazón”.
El amor se logra a través de la comprensión de los órdenes fundamentales de la vida. Estos órdenes no se inventan, se descubren. Desentrañar lo que ocurre cuando las personas actúan de una manera u otra puede cambiar nuestra vida.
Únicamente se puede amar lo imperfecto, sólo de lo imperfecto nace un impulso de crecimiento y te lleva hacia más vida.
Para que una relación de pareja se logre y prospere, el hombre y la mujer antes tienen que haber honrado a su madre y su padre tal y como son.
Estar peleado con los padres es una actitud infantil, y además te mantiene seguir enganchado al pasado, que nunca se podrá cambiar. Solo desde el adulto viviendo el presente nos puede traer sanación, abundancia y amor.
El hombre y la mujer crecen cuando sueltan toda expectativa y juicio sobre sus padres. Si respetas y tomas a tus padres con amor todo aquello que te dieron y lo honras, té llenaras de amor en tu interior para luego aportarlo a tu relación de pareja y podrás así crear felicidad en tu vida. El paso hacia la relación de pareja y hacia la paternidad implica una renuncia a la infancia y la juventud.
Uno solo puede entregarse totalmente a su pareja después de haber honrado a sus padres, solo así podrá mirar a su pareja después a los ojos y decirle; te amo tal como eres, te honro a ti y a tus padres tal y como son.
“En las relaciones de pareja cada quien tiene su propia historia y cuando esto se acepta y se respeta, se tiene la fuerza para construir una historia compartida”.
Conocer la historia de nuestros padres nos ayuda mucho a comprender su forma de comportarse con nosotros. Y esto solo se logra poniéndonos en sus zapatos.
Para ser libres y adultos y poder lograr una vida plena, es de suma importancia sanar nuestra relación con nuestros padres. No son ellos quienes no nos dejan volar, somos nosotros que tenemos miedo a emprender nuestro propio vuelo. Debemos darles las gracias desde lo más profundo de nuestro corazón por habernos dado la vida y habernos acompañado en ella y pedirles perdón por nuestra vanidad con la que les juzgamos.
La mejor forma y más poderosa que conozco es el proceso de pedir perdón, a través de las cartas de limpieza emocional lo podrás lograr, sanar y crecer como persona adulta.
Primero haz la carta basura (mirar los pasos en mi libro La Pareja un Viaje Mágico página 122) la quemas y luego haz la carta de amor que te pongo el ejemplo a continuación.
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Ejercicio:
Escribe una carta de perdón a tu padre y otra a tu madre de la siguiente manera:
(Si quieres profundicar en este trabajo terapeutico con las cartas para cerrar círculos y sanar relaciones, en el libro La pareja, un viaje mágico, hay más información.)
- ¡Papá! Quiero contarte algo que me dolió de ti…
- Y otra cosa que me dolió de ti…
- También quiero decirte que (…) aquel día me enfadé mucho contigo cuando me dijiste aquello o hiciste lo otro.
- Papá, hoy me hago responsable de que yo de alguna manera provoqué aquella situación (explica la situación).
- Hoy, asumo que aquel día me enfadé mucho porque no me salí con la mía.
- Papá, quiero pedirte perdón por toda mi arrogancia, por toda mi rebeldía, por todas las veces que te he juzgado y me he creído mejor que tú.
- Por todas las veces que juzgué la forma de hacer las cosas.
- Hoy puedo comprender que lo hiciste lo mejor que supiste las cosas. Igual que yo hago hoy en mi vida con mis hijos.
- Y pido sinceramente perdón por todas la veces que no he sido cariñoso/a como tu necesitabas y estar disponible para lo que te hubiera hecho feliz.
- Papá, también que sepas que te estoy muy agradecido/a por todo esto (…) y aquello (…). Cuando era niña, adolescente y también porque me sigues cuidando a tu manera. Pero sé que me quieres y te importa mi bienestar.
- También quiero que sepas que admiro de ti (…).
- Con todo mi amor, deseo que a partir de ahora nuestra relación sea cada día más bonita.
Un beso muy fuerte.
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