Coraje para Amarse en las despedidas

 

“Ninguna relación es una pérdida de tiempo, si no te trajo lo que esperabas,
te enseñó lo que necesitabas”

 

Se necesita coraje para amarse en las despedidas…

Todos hemos deseado en algún momento de nuestra vida enamorarnos y tener una relación afectiva plena, que dure y perdure para siempre.

No nos gusta la idea de vivir un fracaso sentimental, ni queremos pensar que el amor se pueda acabar.

Aún así, a veces la vida nos sorprende y perdemos a quien nunca hubiéramos imaginado que se marchara, o incluso descubrimos que nosotros mismos necesitamos marcharnos.

A pesar de lo mucho que podemos llegar a querer a nuestra pareja y ella a nosotros, a veces el viaje de la pareja llega a su fin.

Uno, el otro o los dos, podemos decidir bajarnos del tren de la vida juntos, aun así, un pedacito de cada uno quedará en el otro para siempre y, por eso, es importante decirse adiós, con el máximo cariño, respeto posible y gratitud por todo lo vivido.

No se trata de coger las maletas, dar un portazo y salir corriendo como si nada importara.

Ni tampoco se trata de que al día siguiente del divorcio queramos ser excelentes amigos.

Ni es sano quedarnos enganchados en la idea de fracaso, ni querer seguir juntos en otra categoría.

Dejar una relación, separarse o divorciarse que quede claro que no es “fracaso”.

Fracaso es seguir en una relación donde ya no hay intereses comunes de amor, de cariño, de valores, de necesidades, de ganas de compartir con el otro, fracaso es quedarse en una relación por costumbre, o miedo.

Querer seguir siendo amigos después de una ruptura, es una trampa, una forma de control, para seguir juntos con otros derechos y libertades.

Solo el tiempo dirá si una pareja después de una ruptura podrá ser o no ser amigos.

No es imposible, pero algo difícil que requiere tiempo, desapego, honestidad, libertad, respeto y mucho coraje para estar cerca y no ocupar el mismo lugar que antes.

Nuestra parte de niñ@ interior vulnerable puede sentirse abandonado, traicionado y reabrirse viejas heridas.

Dejar una relación es de valientes, de personas con coraje, de respeto hacia uno mismo y hacia el otro.

La despedida es un buen momento para empezar a amarnos.

Si hemos amado y querido bien a la pareja, nos podemos sentir tristes porque ha terminado, la tristeza es la emoción natural de las pérdidas, hay que sentirlo, hacer el duelo y seguir hacia la vida.

Agradecer lo vivido siempre nos permite una despedida más amorosa y amable.

La forma cómo se tratan dice mucho sobre cómo fue una relación de pareja y se tienen en cuenta mientras se divorcian.

Hay quienes dicen que se querían mucho y en la separación se odian y se desprecian.

En este caso yo entiendo que su unión se basaba más en la necesidad que en el amor. Cuando se acabó la necesidad, se acabó la relación y entonces apareció la rabia, y con ella la venganza.

Si el amor fue auténtico, en la despedida no desaparece, sino que se transforma. Ya no existe la unión de pareja, ni se comparte el mismo baño, ni las celebraciones familiares, ni las vacaciones, ni la cuenta bancaria, ni el sexo, pero queda un bonito recuerdo y un trato de respeto y cariño.

Tanto si eres tú el que abandona la relación, como si eres la persona que se siente abandonada, siempre se mueven emociones y sentimientos que hacen tambalearse la propia autoestima, surgen dudas que desestabilizan y temores que te frenan.

El camino de vuelta al equilibrio es mirar dentro de ti y conectar con tu fuerza y tu grandeza.

Que una persona no quiera seguir en la relación no tiene que ver con su valía, solo tiene que ver con sus necesidades y sentires.

Una separación es una gran oportunidad para reencontrarte de nuevo contigo mismo.

Un divorcio no es solo separarte de la persona que ya no quieres o no te quiere o comprende, que no te hace vibrar, que no te da lo que deseas, o que te crea problemas, sino que va más allá. Un divorcio te trae además una importante enseñanza, la renuncia a aspectos tuyos como el orgullo, el miedo, el resentimiento, el control, los celos…

Si aprendes a transformarlos, evitarás que se repitan en tu vida las mismas situaciones de sufrimiento una y otra vez.

El dolor de la despedida es inevitable por eso hay que tener coraje para Amarse en las despedidas

Necesariamente se atraviesa una fase de duelo; es importante permitirse sentir la tristeza y el vacío de la pérdida.

Pero esta etapa tiene un tiempo y no es sano quedarse en ella eternamente.

Permanecer en el duelo te impide vivir tu propia vida y abrirte de nuevo al amor.

Soltar el resentir de la pérdida te ayuda a limpiar el sistema emocional y a ver las cosas de otra manera.

La distancia te da objetividad, con el tiempo descubres que incluso aquello que más te dolió en el pasado te trajo regalos para tu vida y tu crecimiento como persona.

Empezar otra etapa de la vida después de una ruptura es casi siempre duro y muchas veces frustrante. Te apegas a las personas, a las ideas, a las cosas materiales, a los hábitos y costumbres.

En la nueva situación necesitas adaptarte e introducir cambios, y los cambios asustan y crean inseguridad.

Estar apegado a una persona es creer que sin ella no serás feliz. Desapegarse es saber con certeza que sin ella también puedes ser feliz, no es el otro quien te da la felicidad, sino que es con otro con quien compartes tu felicidad.

En este punto, desapegarte del pasado y confiar en el presente y en ti mism@ representa un paso gigantesco en tu evolución personal, coraje y amor propio.

Recuerda:

Que el amor es una relación de Coraje contigo mism@
Agradece lo que llega a tu vida y también lo que se marcha
Aprovecha para estar contigo y mimarte
Redescúbrete
No idealices a nadie
No llenes vacíos con una nueva relación
Disfruta de tu compañía
Elije amar sin pertenecer
Aprende de nuevo a compartir.
Perdona y perdónate lo que ocurrió
Saca la lección
Y Engánchate a la vida

 

Un abrazo

Madhu Román