El lenguaje del alma no necesita palabras, es la mente la que necesita llenar el espacio de ideas y conceptos, que a veces confunden, separan y sabotean el verdadero encuentro de los que se aman.

En el silencio los amantes pueden escucharse, quizás sea solo en el silencio donde puedan comunicarse de verdad, entregarse desnudos, mostrando su pasión al igual que sus miedos, o mejor dicho, los mismos miedos que sienten de permitir y dar rienda suelta a sus deseos, a besar sus cuerpos, fundirse en un abrazo, decir al mundo entero “la quiero” el miedo hacerse y hacer daño, a equivocarse de nuevo, a vivir despiertos, a sentir, a vivir de nuevo…

Esto es el dialogo infernal y constante de la mente, que todo lo controla, lo evalúa, lo critica, lo censura, hasta que logra que el sentir desaparezca y poco apoco muera.

¿Cómo muere el amor? con la duda, el miedo, la indiferencia, la critica y la exigencia…

¿Cómo crece? con los afectos, los cuidados, el respeto, la gratitud y la alegría.

¿Quieres que crezca nuestro amor? se preguntan los amantes…

Se miran, se acarician con cuidado las manos, algo se desata, se mueve en el vientre y más arriba, el pecho se encoje, se estremece… sus miradas se cruzan, sus labios se encuentran y sin necesidad de palabras pueden escuchar el sentimiento que expresa te quiero, te amo incondicionalmente.

Madhu